La sencillez que a muchos les hace falta, por Hilmar Rojas

Por Hilmar Rojas Erazo 23/08/2013

A pesar de haber sido tres veces campeón mundial, haber vivido lo bueno y lo malo de la fama que le da el éxito, de tener dinero y salud para disfrutarlo Shane Mosley es un ser humano que derrocha sencillez.

Su mirada y sonrisa hablan por sí sola, pero ver a Mosley tomarse fotos con cuantas personas se la piden es algo que sorprende. Siempre amable y haciendo su mejor esfuerzo por entender a quien le hablaba en español fue como el boxeador se dejó ver en el gimnasio Pedro “Rockero” Alcázar de Curundú, en Panamá.

Llegó de sorpresa, ante la mirada atónita de todos los presentes, pero eso no impidió que hiciera los arreglos para guantear con dos “pelaos” como se les dice a los jóvenes en Panamá.

Hizo seis rounds de guanteo con Jazrrel Corrales y Jhonathan Arenas. Los peleadores tuvieron sus minutos de gloria al subir al ring con un grande como Mosley, y más, porque al terminar era el propio ex campeón quien les pedía la foto para la posteridad.

Antes de subir, mientras calentaba y hacía un poco de sombra, Mosley mostraba su mejor sonrisa a un vendedor ambulante que se le había acercado a venderle un dulce repitiéndole era el último que le quedaba.

Mosley disfrutó cada uno de los momentos que permaneció en el gimnasio ubicado en una zona humilde de la capital panameña, sin lujos ni aire acondicionado ni mucho menos piso de madera o baños con sauna. Sin embargo eso no pareció importarle a él, llegó a hacer su trabajo en vísperas de su pelea del 23 de octubre ante Anthony Mundine, y además de compartir con la gente de Panamá.

Esos son los detalles simples y sencillos que hacen a alguien común ser un grande. Ser recordado por sus éxitos pero más por su personalidad, y que le da sentido a su apodo “Sugar”.

Muchos otros, entre estrellas y quienes se consideran como tal, deberían aprender del tres veces campeón mundial. Me incluyo, esa humildad de Mosley hace falta en el mundo actual. Tal vez esa “azúcar” es lo que necesitamos en cantidades industriales para ser felices en una sociedad mejor.