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La Escuela cubana de boxeo vs las críticas y otros estilos

Por 18/07/2014

Guillermo Rigondeaux

Guillermo Rigondeaux

Desde hace años he respetado y admirado el estilo magistral de los boxeadores cubanos al hacer sus desplazamientos en el ring. Unos más que otros, hacen alarde de una elegancia que no es fácil de imitar, que además tiene una velocidad difícil de contrarrestar.

En lo personal, tuve la oportunidad de conocer en sus años de aficionados a casi toda la camada de boxeadores antillanos que actualmente hacen vida en el profesional, y mis favoritos siempre fueron Erislandy Lara, Guillermo Rigondeaux y Yuriorkis Gamboa, precisamente por lo que mencioné antes.
Aunque los detesté a morir cada vez que los veía en el Draw enfrentando a los venezolanos, en cualquier competencia internacional y del Ciclo Olímpico, era un placer verlos brillar ante cualquier rival. Se veían superiores, inmensos y como decimos coloquialmente “fuera de lote”.

Sin embargo, lucirse en el profesional no ha sido fácil para ellos. Siguen con un boxeo rápido, vistoso y elegante, pero que en opinión de algunos los hace aburridos, correlones o poco atractivos. En consecuencia, hay quienes han hecho acusaciones de xenofobia y racismo ante su ausencia de protagonismo en los medios y grandes carteleras.

No justifico en lo absoluto a estos peleadores ante sus críticos, solo recalco que es su estilo y está muy marcado.

Así como la Escuela mexicana hace más fajadores, la cubana busca estilistas rápidos sobre el ring.

Esto lo traigo a colación después de la derrota en una pelea sin título en juego que sostuvo Lara ante Saúl “Canelo” Álvarez. Dos estilos marcados, bien marcados, enfrentados que jamás consiguieron acoplarse al gusto de todo público, pero que despertaron críticas, y discrepancias en las votaciones.
Entender el boxeo no es fácil, incluso para expertos. No por no saber diferenciar los golpes, su nombre o cómo lanzarlo, sino porque la apreciación y valoración forma parte del resultado. Hay jueces que evalúan más la constancia y efectividad en un round, otros la agresividad e iniciativa o todo junto, otros solo quien lanza y conecta más.

Es muy fácil criticar y hasta llegar a ofender a un boxeador porque no se desempeñó como uno cree debe haberlo hecho, pero pensando en frío ¿subiría usted a un ring y lo haría mejor? Lo mismo sucede con un juez o referee en particular ¿puede usted manejar las críticas, la presión, señalamientos y hacerlo mejor?

Tanto los boxeadores, managers, periodistas, jueces, referees, especialistas, público en general, todos, absolutamente todos tenemos una opinión sobre el desempeño de los atletas, o el resultado de una pelea.

El asunto está en ¿gustos? Le parece mejor ¿un boxeador que sea estilista, rápido o un chocador, fajador, de esos que le gusta la batalla cerrada o sencillamente el que llega lanzando dos golpes y noqueando al rival, sin sudar una gota?

También los amores y odios viscerales, porque hasta sin conocer al deportista, sin darle beneficio a la duda, o valorar su entorno decimos no me gusta, me cae mal, lo han ayudado, es un protegido. Y así ese pobre mortal casi deje la vida sobre el ring, será víctima del comentario típico “lo ayudaron” o peor aún “los jueces estaban comprados” sin descartar el “esa pelea estaba arreglada”.

Hay un dicho que reza “algunos nacen con estrella, otros estrellados” en referencia a esa suerte y luz que traen algunos, que hasta sin hacer nada se llevan los vítores de todos. Otros en cambio, sudan la gota gorda y siguen sin ser respetados.

Insisto, analizar boxeo no es fácil, pero sí es mucho más sencillo acusar a un boxeador de vendido, a otro de ayudado, o señalar a un juez o arbitro de comprado.

Vuelvo entonces al inicio, las críticas a Lara, Rigondeaux y Gamboa (tomándolos de ejemplo) ¿son por ser cubanos, por ser estilistas o simplemente porque nos gustan más los boxeadores chocadores y explosivos? El que consiga una respuesta clara y justificada que me la diga, por favor. Aquí espero.

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